ARCOMadrid, ¿merece la pena? Crítica.

05.03.2023

Iván Trujillano, enviado de prensa a ARCOMadrid 2023, realiza su crítica sobre la Feria.

Uno de los estands de ARCOMadrid. Foto: Iván Trujillano

Mañana del 22 de febrero. Salgo por la parada de metro de Feria Madrid, tras los pasos de una marea de gente de prensa e invitados profesionales. Entramos en IFEMA y avanzamos a través de la extensa nave hasta los pabellones 7 y 9, donde aguardan todos los estands de las más de doscientas galerías que han acudido a la Feria. Acudimos al Guess Loungue, un espacio reservado para prensa y profesionales, con barra de bar y donde se celebra una rápida presentación de bienvenida. Al concluir, es hora de visitar los pabellones. ¡Al fin! ¿Por dónde empezamos?

Mi primer impulso se tradujo en pasear a través de los largos pasillos, flanqueados por las casetas expositivas, y dejarme llevar sin demasiadas pretensiones. Inevitablemente, me detengo ante algunas galerías que me llaman la atención. Para empezar, sería conveniente señalar que existen dos tipos de galerías: las vanguardistas y las coleccionistas. O así, al menos, es como decidí separarlas. Las primeras estaban enfocadas a la promoción y venta de artistas contemporáneos y, las segundas, contaban con obras importantes de artistas de renombre.

Pero antes de seguir, ¿cuál es el objetivo de una Feria profesional? ArcoMadrid es amada por muchos y odiada por otros tantos. De cualquier manera, no es ningún secreto el hecho de que nos encontramos ante un gran mercado internacional de arte, con la misión de vender y promover obras a precios que, por lo general, no están a la altura de cualquiera. Aún así, el objetivo de una Feria profesional no es sólo la venta, sino el networking o encuentro entre profesionales del mismo sector (en este caso, el cultural), para crear nuevas relaciones profesionales y conocer las nuevas corrientes artísticas.

Dicho esto, un servidor se centró en este segundo objetivo. En ningún momento me interesé por los precios de las obras, más allá de aquellas que destacaron en los medios por su abultado coste. Hablamos de la escultura de Chillida, tasada en 3,7 millones de euros, o el célebre Picasso Muerto ('Aquí murió Picasso') de Remiro, por 25 de los grandes.

Así pues, comencé a poner el ojo en aquellos estand que más me interesaba cubrir para nuestro medio. Y respecto a esto, tengo que decir que fue una grata sorpresa. Lógicamente, es un hecho natural sorprenderse ante la inmensidad de producciones expuestas en un espacio tan grande, sobretodo cuando es tu primera visita a la Feria. Según algunos críticos que han visitado muchas otras ediciones, la novedad brillaba por su ausencia; para mí, ¡todo era nuevo! Pero la pregunta que más rondaba por mi cabeza era la siguiente: ¿existe realmente una línea de arte contemporáneo sólida? ¿Un nuevo estilo fresco?

'El Mediterráneo: un Mar redondo' es el título temático de esta última edición, adelantando así que se pondría énfasis en nuestra zona geográfica. Aún así, las galerías internacionales no han sido pocas. Especial mención a las galerías parisinas, con muchas propuestas interesantes y frescas, y pintura figurativa que -a mi parecer- funciona muy bien con nuestra visión contemporánea, con colores chillones y 'atemporales', como el naranja y el verde, para retratar a las personas (si bien es algo que ya veíamos desde el siglo pasado en las corrientes vanguardistas). También algunas galerías alemanas, como Kadel Willborn, con propuestas monocromáticas (azules, amarillas...) cuyos títulos nos ayudan a abrir nuestra imaginación.

Hablando de vanguardias del siglo XX, no podían pasar inadvertidas aquellas galerías coleccionistas, como Leandro Navarro, que contaban con obras de Juan Gris, Joan Miró, Tapies, Antonio López o Lucio Fontana. Otras galerías latinoamericanas (que constituyeron el 21% de los estands) reivindicaban a sus respectivos artistas latinoamericanos que trasladaron la vanguardia parisina hasta sus correspondientes países (como Miguel Ángel Pareja y el informalismo, constructivismo y cubismo en Uruguay). También podíamos encontrar obras distinguidas de Leonora Carrington, Dora Maar o Regina José Galindo.



Ciertamente, es complicado encontrar una nueva línea artística en estos días, donde "ya ha sido inventado todo". Aún así, siempre existen halos de luz y entre ellos conocí la obra del artista ecuatoriano Xavier Coronel, de la galería Ginsberg, cuyos lienzos son un nexo entre el cine y el arte plástico (conoceremos más sobre sus producciones en el vídeo de ARCO2023 para YouTube). También la genial artista española Cristina BanBan, cuya pincelada suelta y formas anatómicas muy particulares no pasarán inadvertidas. Mención especial a uno de nuestros grandes artistas, el gaditano Guillermo Pérez Villalta y su pintura metafísica; una pintura que ha influenciado a muchos otros artistas, como el colombiano Aurelio Posada, con el que tuve el placer de charlar en Orlando (Florida) y que reconoció amablemente estas influencias.

Una de las principales críticas de la prensa tradicional a esta última edición de ARCOMadrid ha sido la falta de arte político o reivindicativo. Si bien es cierto que quizá estas producciones no han abundado tanto como en ediciones pasadas, cabe destacar la galería ucraniana Voloshyn (que ha servido como refugio para muchos artistas durante la guerra), con carteles que rezan mensajes como "Dejad de comprar gas a fascistas" o "Que le den a la guerra". O los carteles de "It's expensive to be poor" del artista portugués Yonamine, que ya podremos imaginar por dónde van. Pero para mí, la obra más reivindicativa expuesta ha sido la de la genial artista Orlan ('Las mujeres que lloran están enfadadas') para la Galería Rociosantacruz de Barcelona. Una serie de collages que muestran a Dora Maar llorando, con siluetas cubistas; una clara crítica al despotismo de Pablo Picasso y su trato a las mujeres de su entorno.

En ARCOMadrid no falta de nada: pintura figurativa, abstracción, esculturas, videoarte, NFTs, performance... Es cierto que siempre existirá una corriente crítica para con el mercado artístico actual (con razones sólidas, dicho sea de paso). Pero si entendemos esta feria como un punto de encuentro entre artistas y profesionales del sector, y una manera de acercarse a las nuevas corrientes contemporáneas, disfrutaremos de muchas de las producciones expuestas en sus dos pabellones -¡que no son pocas!-.

Y no, que quede claro: ARCOMadrid no representa el arte producido hoy por hoy en su totalidad. Para estar al corriente de ello, debemos visitar también otras ferias (como la propia HYBRID que se celebra paralelamente en la capital), así como galerías menores y talleres de artistas. Aún así, es un encuentro internacional donde convergen varios estilos, y que no dejará indiferente a nadie.


Iván Trujillano