En defensa del Patrimonio Industrial. Artículo de reflexión.

26.06.2021

El historiador del arte Eloy González García reflexiona acerca del Patrimonio Industrial y sobre el papel que tiene en nuestra sociedad.

Obra precisionista de Charles Sheeler

  • En defensa del Patrimonio Industrial


Cuando hablo con alguien de gestión y tutela del patrimonio, quien me conoce sabe que lo hago con asiduidad, acabo presumiendo como buen asturiano que soy de nuestro magnífico patrimonio industrial. Por norma general la gente aprecia sus valores y cultura, pero alguna vez me he tenido que enfrentar a frases como "es que es muy feo" o "algo que contamina no tiene valor" las cuales hacen entrever que la puesta en valor de estos bienes todavía dista de ser la óptima. Lo es porque la sociedad es quien demanda qué debe ser protegido y que no, pero también porque esta idea de proteger bienes industriales es muy moderna en nuestro país y aún no ha calado en la ciudadanía. Mientras que iglesias, palacios y todo tipo de monumentos llevan más de 100 años protegidos por ley, lo industrial apenas lleva veinte años puesto en valor y solo la mitad de ese tiempo legislado.

Es en el año 2000 cuando nace el Plan Nacional de Patrimonio Industrial (PNPI) como respuesta al abandono paulatino y mala conservación de este tipo de patrimonio. Abandono propiciado por una serie de acuerdos económicos realizados a finales de los años ochenta y principios de los noventa por el gobierno de Felipe González, cuya consecuencia directa fue una desindustrialización casi total del país. Este plan y sobre todo la asociación INCUNA (1) (fundada en 1999 y una de las primeras en aparecer) remaron durante toda una década, a través de congresos, jornadas internacionales y puesta en valor de muchos museos de arqueología industrial, para salvaguardar y difundir el patrimonio industrial sin una legislación vigente que los considerase, la LPHE (Ley de Patrimonio Histórico Español), por ejemplo, aún sigue sin actualizarse y considerar este patrimonio desde su creación en 1985.

Este repentino interés por lo industrial también está influenciado por todo lo que se estaba haciendo en Europa en este campo. España deseaba ser un país moderno en materia de patrimonio como lo era Reino Unido, cuna de la revolución industrial, donde desde los años ochenta del siglo XX muchas infraestructuras y fábricas se encontraban protegidas por ley. O también Alemania y su cuenca del Ruhr, un ejemplo perfecto de correcta puesta en valor del patrimonio industrial donde muchos espacios industriales han sido reconvertidos en centros culturales al servicio de la comunidad.



Mina de carbón Zollverein, en la Cuenca del Ruhr.

Todos estos esfuerzos de asociaciones como INCUNA, tuvieron su recompensa a partir de 2007, cuando se renuevan poco a poco las leyes de patrimonio histórico de cada comunidad, siendo la primera la de Andalucía. Siendo las consejerías las verdaderas gestoras del patrimonio histórico, por fin se podían declarar como Bienes de Interés Cultural (BIC), el máximo grado de protección, los bienes industriales notables de cada región. En la práctica esto significa que aquellos lugares declarados gozan de una mejor conservación, puesta en valor y protección, permitiendo salvarlos y que no desaparezcan. A pesar de lo que pueda parecer sobre el papel, esta condición no hace que sean inviolables y que no se sigan cometiendo atrocidades, se abandonen o directamente ni se declaren. A lo que, muchas veces, la propia administración mira a otro lado. ¿Pero por qué ocurre? Por tres razones principales: el peso que tiene la gestión cultural del patrimonio en la decisión del voto es muy bajo, lo que hace que los políticos puedan hacer lo que quieran sin que haya demasiado impacto a las próximas elecciones; no hay un reparto equitativo en los presupuestos para los diferentes bienes que conforman los catálogos de patrimonio, esto supone que muchos bienes "menores" como los industriales no reciban las ayudas que se necesitan para sobrevivir; y en último lugar, la mayoría de bienes industriales son de propiedad privada, lo que dificulta muchas veces hasta la propia declaración por desinterés del propietario.

Este panorama agridulce hace que tras una década de gestión solo están declarados como BIC 177 bienes industriales en todo el territorio español. Lo que supone solo el 4% de todo el patrimonio inmueble español y por tanto que muchos bienes históricos nacionales de este sector aún se encuentren desprotegidos como por ejemplo: la Fábrica de Fajalauza en Granada, que opera desde el siglo XVI realizando piezas cerámicas de tradición nazarí; o la Fábrica de Sidra del Gaitero en Asturias, la gran representante de la cultura de la sidra asturiana comerciando su producto por todo el mundo.


Una de las piezas realizadas por los artesanos de Fajalauza. Los colores verde y azul, sumados con el ataurique se asemeja a la cerámica nazarí

He citado dos ejemplos no protegidos pero que aún viven de su función original, lo que permite que aún se conserven de manera óptima. Pero la realidad es que muchos de los bienes no protegidos se encuentran cerca de la ruina. Los que más acusan este estado suelen ser los adscritos a la red ferroviaria, no es extraño encontrar en cualquier punto del territorio nacional pabellones, vehículos e incluso estaciones enteras abandonadas a su suerte como la antigua estación Úbeda (2) invadida por la vegetación. También las locomotoras a vapor de Ponferrada (3), totalmente oxidadas a la intemperie; o el depósito de locomotoras de Valladolid (4), que está cerca del derrumbe, añaden algunos ejemplos más a la larga y preocupante lista roja del patrimonio (5).

Esto me da pie a hablar de otro de los grandes problemas, de todo tipo de patrimonio inmueble, las restauraciones y rehabilitaciones de los espacios industriales. A veces muy buenas y a veces muy malas, pero siempre motivo de debate como ocurre con la pintura o cualquier monumento de renombre. Se debe siempre respetar el original y salvaguardarlo, jamás debe ser sustituido, eliminado o reinterpretado. En este sentido se me viene a la mente el Caixaforum de Madrid, de la antigua Central Eléctrica del Mediodía tan solo nos queda un cascarón. Todo su interior, la base de cimentación y cubierta fueron removidas, eliminando así gran parte de la propia historia del edificio, por no mencionar la nueva cubierta que causa un irrespetuoso impacto, tanto visual al no seguir las líneas de la fachada, como material a utilizarse un acero que en nada se asemeja a los colores de lo poco que queda original. No reniego de que sea un espacio arquitectónico fascinante, donde el edificio parece que flota ante nosotros y donde las salas interiores son funcionalmente exquisitas, pero lo que no se debe permitir es la desaparición de todos valores industriales e históricos del lugar a cambio.


IMAGEN 3. Exterior del CaixaForum, Madrid.

¿Entonces la arquitectura contemporánea no puede coexistir con lo patrimonial? Por supuesto que sí, movámonos ahora hasta las Azores en Portugal. Allí existe, el que para mí es uno de los mejores ejemplos del diálogo entre arquitectura contemporánea y los valores industriales de un lugar. El Arquipélago Contemporary Arts Centre (6) es una antigua fábrica de tabaco que ha sido reconvertido en un museo de arte contemporáneo. Los pabellones añadidos no rompen la línea de fachada, respetando el protagonismo de la gran chimenea. El uso del hormigón como material en los nuevos espacios entra en sintonía con la piedra basáltica de las naves industriales originales, haciendo ver además que se trata de un añadido a simple vista. Además, estos pabellones no están directamente añadidos a la fábrica si no que se disponen en frente creando un patio central para que el visitante sea testigo de este diálogo. Sin duda alguna los arquitectos encargados de restauraciones y rehabilitaciones deberían tomar nota de este ejemplo y aplicar estos mismos criterios.


Patio central del Arquipélago Contemporary Arts Centre

Una vez llegado a este punto es de vital importancia preguntarse, ¿qué puedo hacer de provecho con el patrimonio industrial? La conservación patrimonial y su gestión cuestan dinero, así que nunca debe olvidarse que los bienes que lo integran, deben ser explotados para que pueda ser rentabilizado. Este enunciado suele ser común en todas las visiones patrimonialistas, el problema es el cómo se debe hacer. En los últimos años se tiende al beneficio cortoplacista, enfocado principalmente al turismo. Esta solución solo está al alcance de aquellos bienes que por relevancia histórica y nombre propio ya llaman la atención y son fáciles de rentabilizar. El patrimonio más "humilde", como el industrial, debe buscar otras soluciones. Aquellas que favorezcan la interacción lo más directamente posible con la población local deberían ser la norma. Utilizarlos como contenedor de turistas aleja al ciudadano del bien, como pasa en el Albaicín de Granada (7) y su gentrificación a causa del apartamento turístico. Por eso me he propuesto citar algunos grandes ejemplos y otros simplemente curiosos, que siguen esta tónica que os he comentado.

Los bienes industriales, son realmente diamantes en bruto y sus grandes dimensiones suelen dar cabida a todo tipo de puestas en valor. Una que se ha consolidado como una solución sólida es la de rehabilitar las grandes fábricas y naves en centros culturales, el Matadero Madrid (8) se ha convertido en uno de los grandes centros de experimentación de arte contemporáneo en España, sus grandes naves se han compartimentado dando lugar a nuevos espacios para exposiciones artísticas, seminarios, conferencias, espectáculos de danza y conciertos de música. Ceder el espacio para que el ciudadano lo utilice sin duda crea un vínculo con el patrimonio fuerte y sano.



El Matadero de Madrid acoge mercados de distinta temática en su interior. Este celebrado en 2016 acogió a más de 160 diseñadores de moda.

Otro ejemplo de cesión, y que me parece muy curioso, se encuentra en mi pueblo natal, Villaviciosa (Asturias). El Calieru situado en la ría que recorre el concejo, se trata una antigua nave y embarcadero que servía como almacén y productor de cal. Este edificio al caer en desuso fue cedido al Club Piraguas Villaviciosa, uno de los más conocidos en el principado, usado como centro de entrenamiento y almacén se ha convertido en su seña de identidad. A ellos hay que agradecerles la supervivencia total de este bien, pues han logrado que el edificio se declare y se subvencione una restauración completa.



El Calieru de Villaviciosa justo antes de su rehabilitación

A lo largo del artículo he citado siempre usos útiles del patrimonio industrial, pero la realidad es que muchos bienes de esta tipología realmente no tienen vida útil más allá de su función para la que fueron creados y no se pueden rehabilitar. Esto no quiere decir que, las antiguas grúas portuarias de la Ría de Bilbao por ejemplo, no merecen menos atención o no deban ser conservadas. Su actual inutilidad la considero bastante útil, pues si no se hubiesen conservado no se podría entender la historia de la capital vizcaína, además de incluirse en el paisaje urbano de la ciudad. Esta última condición también se ve mucho en las cuencas mineras asturianas donde mucha de la arquitectura de hierro ligada a los pozos de carbón o sus cintas de transporte siguen ocupando muchos de los valles asturianos creando imágenes icónicas.




Sin duda, el patrimonio industrial en nuestro país es abundante y refleja a la perfección la historia del siglo XIX y XX española, es algo de lo que sentirse orgulloso pues muchas tipologías han ido desapareciendo, no solo en nuestro país, convirtiéndose en joyas inusuales. En un mundo donde cada vez se focalizan más los centros industriales es vital proteger y declarar todos los bienes en peligro. Asociaciones como INCUNA a nivel nacional, AVPIOP (9) en el País Vasco o Fabricando el Sur (10) en Andalucía, son algunos ejemplos de asociaciones que surgen poco a poco para defender este patrimonio. Pero tú, como ciudadano, también juegas un papel importante, consumir este tipo de cultura, utilizar sus espacios o simplemente manifestarse en su defensa aportan mucho más de lo que pueda parecer, pues no es simplemente defender un edificio, puente o grúa; también es defender tu derecho constitucional del acceso a la cultura.


Eloy González García


Pie de página


1 https://incuna.es/quienes-somos/incuna/ 

https://ubeda.ideal.es/ubeda/antigua-estacion-ferrocarril-20201119133135-nt.html

3 https://listarojapatrimonio.org/ficha/locomotoras-vapor-msp/ 

4 https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/deposito-locomotoras-valladolid-20191215221516-nt.html

https://listarojapatrimonio.org/

6 https://arquipelagocentrodeartes.azores.gov.pt/en/arquipelago-2/centro-de-artes/

7 "Procesos de gentrificación en cascos antiguos: el Albaicín de Granada" (2016), de Ricardo Duque, es la mejor radiografía de esta problemática del barrio granadino.

8 https://www.mataderomadrid.org/nosotros

9 https://avpiop.com/es/avpiop

10 https://fabricandoelsur.wordpress.com/



Editado por Iván Trujillano