Exposición 'La Memoria colonial' Thyssen-Bornemisza

27.07.2024

Belén Jasche - Educadora social y cultural


Gracias a exposiciones como esta, seguimos teniendo en mente el recuerdo de aquellos que estuvieron antes, el legado que nos dejaron y qué vivieron en aquellos años donde la desigualdad estaba asentada en nuestros sistemas sociales 

La gestión cultural no solo implica tener en cuenta el arte que se expone. La gestión cultural está dividida en varias fases para poder atender cada detalle que el visitante, en una primera pasada, quizás no vea, pero que atienden a las necesidades de todas las personas que pisen la sala. El diseño, por ejemplo, es una parte dentro de la gestión cultural que se encarga de considerar todas aquellas variables que dan como resultado una exposición per se.

Permite no solo dejar una sala impecable a primera vista, sino también tener en cuenta aquellos pequeños aspectos: el público al que está dirigida, con qué fin se va a producir dicha exposición, dónde se va a exponer, el escenario, los recursos con los que se cuenta, la disposición de las obras, la iluminación, etc.

Hace pocas semanas visité la exposición "La memoria colonial en las colecciones del Thyssen-Bornemisza" en el museo Thyssen-Bornemisza. Puedo decir que, a rasgos generales, se puede disfrutar de una sala con un valor histórico importante, rica en autores donde se destacan Ernst Ludwig Kirchner, Pablo Picasso, Otto Müller, entre otros artistas, con perspectivas muy imponentes y, como no es de extrañar, un alto valor cultural que podría dejar sin aire a cualquiera. La exposición cuenta con 58 obras de arte pictórico, procedentes de la colección permanente y de Carmen Thyssen, y, adicionalmente, 17 obras de arte contemporáneo que proceden de TBA21.

La exposición está dividida en seis secciones, que darán lugar a un debate interno que reflejará las perspectivas que deberíamos tener en cuenta para no cometer los mismos errores del pasado. La sala en la que dispusieron esta exposición es amplia, con unos niveles de luz regulados en rieles alternantes, que permiten controlar cada centímetro de la sala. Esto facilita recoger gran parte de la colección y exponerla de manera prudente. Además, deberíamos tener en cuenta que el Thyssen cuenta con un fondo monetario superior al de otros museos, por lo que encontrar fallos en una exposición de este calibre cuesta.

Como comentaba anteriormente, "La memoria colonial" está dividida en varias secciones y, por tanto, cada una de ellas tenía un color que correspondía con la trama a tratar. Empezando por ahí, considero que, en la fase de diseño, no tuvieron en cuenta cómo la luz incide en las obras o, incluso, en la fase explicativa de cada sección. En algunos puntos fue prácticamente imposible leer la explicación, a no ser que buscaras una perspectiva en la que el riel donde se encontraba el foco no incidiera en las palabras que buscabas comprender (Foto 1)

La dificultad para leer las introducciones, en función de la perspectiva, consecuencia de la proyección de focos.
La dificultad para leer las introducciones, en función de la perspectiva, consecuencia de la proyección de focos.


Sin embargo, considero que las obras fueron seleccionadas con gran precisión, al igual que la disposición de las mismas, ya que dan lugar a contextualizar la historia. El comisariado per se fue astuto, enseñándonos obras que, quizás, en alguna visita a la colección habremos pasado por alto. Eso no quita que uno de los errores más importantes, a mi juicio, fue descubrir que una de las obras, titulada "La última cena" y atribuida a un artista anónimo veneciano, estuviera enmarcada a nombre de "El Greco" (Foto 2 y 3).


La última cuestión a tratar en esta exposición está relacionada con cómo la iluminación y, en mi opinión, la falta de una limpieza mecánica-química (proceso de conservación y restauración de piezas artísticas) pueden afectar la apreciación de una obra de arte (así como al deterioro futuro de la pieza) como la que se presenta a continuación (Foto 4, 5 y 6). Dependiendo de la perspectiva desde la que observemos la pieza, podemos apreciar los focos irrumpiendo en la parte superior del cuadro. Si nos alejamos al menos un metro y medio, podemos ver la obra en su totalidad; al volvernos a acercar y observar el detalle de dicha obra, es posible que apreciemos lo que mencioné al inicio de este párrafo: la posibilidad de que la iluminación se haya dispuesto de una forma (a mi gusto) agresiva debido a la necesidad de un trabajo de restauración.


Sin embargo, reitero que la exposición es del calibre al que estamos acostumbrados. A pesar de que en esta ocasión se presenta desde una perspectiva eurocentrista, hay que mirar más allá en cada obra, porque probablemente entendamos contextos ambiguos o, incluso, encontremos incógnitas ocultas. Gracias a exposiciones como esta, seguimos teniendo en mente el recuerdo de aquellos que estuvieron antes, el legado que nos dejaron y qué vivieron en aquellos años donde la desigualdad estaba asentada en nuestros sistemas sociales.


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