FOTOGRAFÍA MEXICANA: La Cultura a través del “OBJETIVO” de ELLAS. Historia del Arte.

18.04.2021

En la segunda jornada de la semana dedicada a la mujer y la cultura, historiadora del arte, Aida Aguilera Moreno, nos trae un artículo sobre la fotografía mexicana a través de la obra de dos fotógrafas del siglo XX: Lourdes Grobet y Graciela Iturbide.

La Venis Vestidor. Lourdes Grobet.

La evolución de la fotografía, desde 1822, se ha visto reflejada en muchos aspectos: desde la técnica hasta los diversos estilos, formatos y miradas.

En esta evolución ha estado involucrado no sólo lo europeo, pues en el continente americano existía una necesidad por exponer lo que se acontecía hacia el resto de la humanidad. Y esto se recogerá bajo una mirada realista y social, como harán la mayoría de las artistas.

Ya la mirada humana y, a la vez, marginal del México posrevolucionario apareció perfectamente documentada por fotógrafas como Tina Modotti y Lola Álvarez Bravo.

Lola Álvarez Bravo. Un descanso, 1950.
Tina Modotti. Mujer con olla, 1926.

Obviamente, la vanguardia irá transformando la técnica fotográfica haciendo hincapié en la geometría, la luz y el movimiento. Así pues, las artistas se inclinaron también, por fotografiar movimientos pictóricos como el surrealismo, el muralismo mexicano, etc.


Tina Modotti. Detalle del tablero del Corrido de la Revolución realizado por Diego Rivera.

Esta visión se mantiene en la segunda mitad del siglo XX, donde aparece otra generación de fotógrafas tales como Úrsula Bernath, Ruth Lechuga, Graciela Iturbide, entre otras. Pero esta vez, el objetivo se centrará más en las formas culturales como la religión y los vínculos sociales.

En este grupo de mujeres fotógrafas mexicanas, se influirán unas a otras iniciando así una transformación en la disciplina.

Pero, el recorrido que estas hacen para llegar a realizarse como fotógrafas no fue fácil, como sucede en tantos ámbitos, dadas las trabas sociales por el hecho de ser mujeres. Algo que veremos a continuación.


MUJERES Y FOTOGRAFÍA: UN VIAJE HACIA LA EMANCIPACIÓN 

Graciela Iturbide.

Encontramos que, como en muchas otras disciplinas, predominan nombres masculinos como inventores. En el caso de la fotografía, vemos que es un descubrimiento patentado en su mayoría por hombres, no obstante, las mujeres también entraran en escena de diversos modos, patentando formas, técnicas o lenguajes fotográficos.

Desde el papel pasivo de modelo hasta la toma de la fotografía como profesión existe una vía de entrada a finales del siglo XIX, cuando esta disciplina pasa a ser una actividad autorizada para las mujeres.

Será a partir de este momento cuando, las mujeres empiecen a involucrarse en el mundo de la instantánea, utilizándola en diversas ocasiones para hacer constar la desigualdad social a la que se ven sometidas, es decir: el propósito será la denuncia, la reivindicación y la emancipación. De manera que, la reacción en materia fotográfica, se dará a través de un cambio relativamente drástico, donde aparecerán nuevos espacios, formatos y mensajes atendiendo a las necesidades que las mujeres reivindicaban.

Por otro lado, como era una disciplina artística concebida por hombres, muchas mujeres aprendieron el oficio a manos de sus maridos o padres, siendo una forma de entrar en escena aún sometidas a una profunda desigualdad social, la cual rompen finalmente para convertirse en fotógrafas independientes.

Esto es algo que se comienza a conseguir con los movimientos feministas y, sobre todo, con el esplendor del feminismo de los años sesenta. Este, será clave para la emancipación de las mujeres, ocasionando así un activismo sujeto a una cámara fotográfica que denunciará el papel impuesto a la mujer por la sociedad y los roles de género.

Por tanto: feminismo y fotografía irán de la mano.

«Por tanto: feminismo y fotografía irán de la mano.»

Sin embargo, sigue existiendo un vacío (aunque cada vez menos) en cuanto a nombres de mujeres cuando se abarca tal disciplina, como sucede en cualquier otra. Obviamente, esos nombres y apellidos importan y, es por ello que considero importante exponer a dos de tantas mujeres que supieron encarnar, en este caso, la cultura mexicana a través de sus producciones fotográficas.


LAS FOTOGRÁFAS: LOURDES GROBET Y GRACIELA ITURBIDE

Lourdes Grobet y Graciela Iturbide pertenecen a una generación de fotógrafas que supieron mostrar la cultura mexicana desde una perspectiva y estética revolucionaria dentro del contexto en el que trabajaron.


Lourdes Grobet

Lourdes Grobet

Lourdes Grobet nace en el México de 1940 y ya de niña, tenía una clara inclinación por el arte. Tras sufrir una hepatitis, empezó a dibujar y descubrió su desarrollo visual. Ella misma dice en una entrevista que le concede a Rocío Olmos:

"Entendía el mundo mucho mejor con los ojos que con otros sentidos y en ese momento la reacción fue estudiar pintura. Entré a la Universidad Iberoamericana, cuando acababan de abrir la carrera de artes plásticas, en ese momento era la vanguardia".

Lourdes Grobet, estudió Artes plásticas en la Universidad Iberoamericana de México y Diseño Gráfico y Fotografía en el Cardiff College of Art.

Una figura clave en la carrera de Grobet es Mathias Goeritz, del cual se inspira con cierto aire libre y anárquico: la "anti-academia" y, quien la adentrará en el mundo multimedia. No obstante, contó con la enseñanza de grandes maestros y maestras como la reconocida Kati Horna, Gilberto Aceves Navarro o Manuel Felguérez.

Encontramos una artista que descubrió el arte cinético en todo su apogeo y por ello su obra la expone como experimental adentrándose en el cine, las instalaciones, performances, etc.

A través de la fotografía será como Grobet investigue la cultura mexicana: temas como el teatro campesino e indígena o la lucha libre serán los que marquen su obra, sobre todo este último por el que será distinguida.

Mariposa. Serie Laboratorio de teatro Campesino e Indígena.

El hecho de lo que sucedía dentro y fuera del ring se debía a su afición desde la infancia, sin embargo nunca antes asistió a un combate por ser mujer. En esa intolerancia, decidió iniciar la en, saltando las barreras impuestas a las mujeres y captando los de hombres y mujeres, así como lo popular: pues la en México muestra el temperamento, el folclore y la esencia del pueblo mexicano.

El hecho de testimoniar lo que sucedía dentro y fuera del ring se debía a su afición desde la infancia, sin embargo nunca antes asistió a un combate por ser mujer. En esa intolerancia, decidió iniciar la serie Lucha libre en 1980, saltando las barreras impuestas a las mujeres y captando los combates de hombres y mujeres, así como lo popular: pues la lucha libre en México muestra el temperamento, el folclore y la esencia del pueblo mexicano.

Al adentrarse en este mundo, conoció también a personalidades que se muestran en su carrera artística como grandes maestros y maestras, además de ser los protagonistas de sus obras, un ejemplo de ello es "El Santo", el luchador más notable de la historia de México.

En la fotografía de Lourdes, los luchadores se convierten en personajes, mostrando de esa forma su trabajo y sus vidas. Lo hace también con las luchadoras, pero en este caso, expone, no sólo la lucha en el ring, sino también la que desempeñan como mujeres en un deporte considerado como "masculino".


Graciela Iturbide

Graciela Iturbide

Graciela Iturbide es otra destacada figura de la fotografía mexicana. Nacida en 1942 en Ciudad de México, nos encontramos con una fotógrafa que formó parte del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México donde conocerá el trabajo de Manuel Álvarez Bravo (marido de Lola Álvarez Bravo, anteriormente expuesta) siendo influenciada por este.

El Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México le encarga en 1978 enmarcar a la población indígena, en concreto a unos pescadores nómadas en el desierto de Sonora, presentando de esta forma, la serie Los que viven en la arena donde muestra aquello que la sociedad no solía tener presente.

Mujer Seri, 1979.
Mujeres Seri, 1979.

En 1979 se sumerge en el pueblo de Juchitán junto con Francisco Toledo, surgiendo en 1989 la obra Juchitán de las mujeres. Esta serie expone la resistencia de la cultura matriarcal enmarcada por distintos objetos y contextos que muestran el lugar social que representan estas mujeres, así como, lo cotidiano.

Nuestra señora de las iguanas, 1979.
Juchiteca con cerveza, 1984.
Marcha política, 1984.

La fotografía de Graciela nos acerca a esa parte de la sociedad ocultada por lo occidental a través de sus obras en blanco y negro, donde hace de especial importancia la raza o el género.

Por otro lado, la sencillez es una característica clave en su obra abarcando temas como la naturaleza muerta, los objetos y las tradiciones indígenas.

Es importante destacar que, su virtuosa labor ha sido premiada en varias ocasiones, pues en 2008 recibió el Hasselblad y el Nacional de Ciencias y Artes, también el doctor honoris causa de las Artes por el San Francisco Art Institute, además de ser una miembro de la Academia de las Artes desde 2014.


¿CUÁL ES EL VALOR?

Sabemos que la importancia de la fotografía es evidente, pero ¿y abrirnos a otras culturas o ámbitos? ¿otras identidades? ¿a una producción artística fuera de lo masculino?

Como historiadora del arte pienso que nos debemos de permitir el lujo de mirar hacia otras culturas. Lo europeo es bueno e influyente, pero lo que sucede fuera de Europa también lo es, incluso a veces más. Pues son otras miradas, otras formas de concebir la vida, la cultura, la realidad, etc.

«Nos debemos de permitir el lujo de mirar hacia otras culturas»

Mirar hacia el trabajo artístico de las mujeres es otro lujo, el cual no se ha valorado como debería. Pues como ya vemos, lo que experimentan estas fotógrafas mexicanas, es un claro estudio de la sociedad, las culturas e identidades y el propio arte, a través de miradas que han sido y son necesarias. Crean una documentación que nos es imprescindible para comprender a las personas y las distintas realidades. Reivindican su postura como mujeres a través de otras mujeres como hace Grobet con las luchadoras o Iturbide con la cultura matriarcal de Juchitán.

En definitiva, encontramos un legado formidable y necesario de ellas en todos esos momentos e historias que supieron recoger desde una estética original en tiempo y espacio, la cual hoy día conocemos como transgresora e influyente.


Aida Aguilera Moreno



BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA