Sobre recordar lo desconocido y expresarse en papel

19.04.2021

En la tercera jornada de la semana dedicada a la mujer y la cultura, Historiadora del Arte y gestora cultural, María Santandreu, nos habla de dos proyectos culturales para mujeres presas en España: A las olvidadas e Impresas. 


Sobre recordar lo desconocido y expresarse en papel: 

A las olvidadas e Impresas, dos proyectos culturales para mujeres presas en España

En España solo el 7,52% de la población reclusa son mujeres. El 88,41% de ellas ha sufrido violencia machista antes de ingresar en prisión. El 70,72% cumple condena por delitos de hurto. El 80% de las mujeres encarceladas son madres. En España, de un total de 69 prisiones, solo 4 son de mujeres. Hay 41 módulos de mujeres en cárceles de hombres. No hay prisiones que admitan mujeres en 10 comunidades autónomas.

Estos son algunos de los datos recopilados por ACOPE (Asociación de Cooperadores/as con las Mujeres Presas) que pude conocer a través del proyecto A las olvidadas. Estos números, ya de por sí impactantes, tienen unas consecuencias brutales en la vida de las presas que cumplen condena en nuestro país. Ser minoría conlleva que el sistema se diseñe para los hombres y ellas queden a un lado, sin acceso a muchos de los recursos de los que sí disponen ellos; las secuelas psicológicas derivadas del maltrato y la historia delictiva van de la mano; la escasez de infraestructuras provoca que muchas ingresen en prisiones lejos de sus familias y sus redes de apoyo, haciendo de una experiencia dura algo aún más traumático.

Yo no sabía nada de esto antes de conocer A las olvidadas. Ni siquiera se me había ocurrido pensar detenidamente sobre el tema y no creo que mi caso sea una excepción. Las presas son invisibles para el sistema penitenciario y para el conjunto de la sociedad. Para olvidar algo primero hay que conocerlo, así que ni siquiera estoy segura de poder decir que han sido olvidadas. En la web del proyecto se lee "No hay espacio para ser mujer en las cárceles", pero no es el único problema. Tampoco lo hay en la sociedad para las mujeres presas.

Así que hay que hacerles hueco.

"Para olvidar algo primero hay que conocerlo, así que ni siquiera estoy segura de poder decir que han sido olvidadas."

Ilustración de @monstruoespagueti para A las olvidadas

Esto es lo que se propone A las olvidadas. La iniciativa comenzó en 2018 y desde entonces han visitado siete prisiones para entregar libros dedicados a sus reclusas. Siete veces han preguntado a la gente qué libro regalarían a una mujer que está en la cárcel. Y todos y cada uno de los ejemplares que han entregado iba acompañado de una dedicatoria, prueba irrefutable de que -por fin- fuera se piensa en ellas. No están destinados a las bibliotecas, sino a cada una de las mujeres que los eligen. Los guardan ellas, son suyos los libros y las palabras que los acompañan.

El impacto de la iniciativa dentro de las prisiones es inmenso. Las presas se sienten especiales, protagonistas, agradecidas. Los libros se reparten en encuentros a los que se invita a mujeres que forman parte del mundo de la cultura: poetas, cantantes, ilustradoras, periodistas; Soleá Morente, Laura García Lorca, Diana Aller, Ajo Micropoetisa, Monstruo Espagueti, Tuchi, Mercedes Milá y su perro Scott (hay disponible un documental de esto), por ejemplo.

Scott, el perro de Mercedes Milá, ilustrado por @tuchi_studio para A las olvidadas

Fuera también se hace sentir. Miles de libros dedicados significan miles de personas que reflexionan sobre este tema, significa tender puentes, derribar estereotipos y potenciar la empatía. Teta & Teta, la sociedad sin ánimo de lucro responsable del proyecto, ha conseguido poner el acento sobre lo que injustamente estaba pasando desapercibido. La acogida ha sido tal que A las olvidadas ya se replica con el mismo éxito en Francia y México. En su 8a edición han tenido que pedir ayuda porque no cabían en su estudio con tanto libro. La COVID-19 ha aplazado el encuentro con los tres módulos de mujeres -uno de ello de madres, con niñxs de 0 a 3 años- de Alicante Cumplimiento, pero no ha frenado las ganas de seguir adelante con el proyecto. Desde que comenzaron han recogido 6690 libros dedicados.

Carta de agradecimiento a Teta & Teta de las mujeres del módulo 13 de Soto del Real

Afortunadamente, Teta & Teta no han sido las únicas en reparar en el problema al cuadrado que supone ser mujer y estar en prisión. ACOPE o Àmbit son asociaciones que han trabajado no solo para visibilizar esto, sino también para mejorar la vida y las posibilidades de reinserción de las mujeres presas. Gracias a esta última, la periodista Pilar Almenar tomó en 2017 la decisión de poner en marcha el proyecto del que ahora es directora: Impresas. Impresas captó toda mi atención desde que supe de su existencia. Os he hablado primero de Teta & Teta y A las olvidadas porque fueron mi puente hasta esta otra iniciativa que tiene lugar en el módulo de mujeres de la cárcel de Picassent, Valencia.

Fotografía de Estrella Jover

El equipo de este proyecto está formado por cinco mujeres, tres del ámbito periodístico -Estrella Jover, Laura Bellver y Pilar Almenar (también la directora del proyecto)- y dos del ámbito social -Rus Martínez y Laura Ruíz-. Aunque ellas han sido las encargadas de diseñar la iniciativa, han contado con el respaldo de Àmbit, asociación con más de 25 años de experiencia en el trabajo con personas reclusas y exreclusas, cuyos objetivos son principalmente la sensibilización, la reinserción o la salud mental; y la misma prisión de Picassent.

¿En qué consiste? Básicamente, en facilitar a las reclusas los medios necesarios para desarrollar, entre aquellas que deseen participar, una revista. En realidad hay otras muchas cárceles donde se editan publicaciones, pero algunas cuestiones diferencian a Impresas de las demás. La principal es que la revista nace dentro, pero desde su segunda edición, también se vende fuera. Además, las redactoras pueden elegir entre un book de colaboradorxs para que ilustren sus textos, toman decisiones respecto al diseño y maquetación de la revista y tienen libertad absoluta para elegir qué temas y cómo los tratan. La primera edición vio la luz entre 2018 y 2019, la segunda se terminó con mucho trabajo y cariño durante el confinamiento mediante correspondencia postal y la tercera ha sido recientemente financiada mediante crowdfunding. Hasta el momento, la revista ha llevado por título "EXPRESAS".

Publicación en el perfil de instagram de @impresasorg

Tengo que reconocer que habitualmente soy escéptica con los proyectos culturales de corte social. En el campo del arte y de la cultura operan relaciones de poder muy fuertes que hacen que pretender usarlos como herramienta para generar un impacto social positivo suponga trabajar en una contradicción constante. Arte y cultura (el capital cultural, en palabras del sociólogo francés Bourdieu) han sido tradicionalmente signos de distinción, de una cierta superioridad. Carmen Morsch, en su conocido texto sobre mediación crítica titulado "Contradecirse a una misma" reflexionaba sobre esta cuestión y afirmaba: "Los grupos que trabajan la educación crítica no creen que el arte de por sí sea bueno para todos los seres humanos, sino que reconocen que esta presunción es dominadora".

Por esto es fácil incurrir en paternalismos o condescendencias, en jerarquías construidas en función de un capital cultural cuya adquisición es, en definitiva, un privilegio más. Sin embargo, Impresas apuesta por un trabajo horizontal. El País Semanal sacó un artículo titulado "La revista que da voz a las presas". Nada más lejos de la realidad. Cuando se visita su página web, queda claro que las presas tienen su propia voz, que el objetivo del proyecto es tan solo facilitar las herramientas necesarias para que esas voces puedan ser escuchadas. Impresas es algo así como un megáfono.

"Impresas es algo así como un megáfono."

En el texto de Morsch, "Contradecirse a una misma", significa plantear preguntas que cuestionan la propia posición desde la que se enuncia. A primera vista puede parecernos que Impresas se limita a ayudar a sus redactoras involucrándolas en un proyecto colaborativo. Derribar barreras, tumbar estereotipos. Todas estas cosas que se dicen cuando se trabaja con colectivos infrarrepresentados. Sinceramente, todavía no he tenido la suerte de hacerme con una de sus ediciones -impresas en papel, para salvar la brecha tecnológica-. Aún así, tengo la sensación de que el simple hecho de que un grupo de reclusas elabore una publicación que se difunde en la calle lanza ya de por sí bastantes preguntas. Sobre la posición de las redactoras y de quienes las leemos.

Dicen en la web de A las olvidadas que una mujer presa cumple tres condenas: la judicial, la social y la personal. Por haber cometido un delito, por haber roto su rol de mujer en la sociedad y por haber fallado a su familia o abandonar sus obligaciones como madre. A las olvidadas e Impresas aspiran a hacer la judicial menos deshumanizadora. Al mismo tiempo, crean conciencia y luchan contra los estereotipos y la desinformación que dan lugar a las otras dos condenas. Tienen efecto en la vida dentro, mientras nos abren los ojos a las que estamos fuera.


María Santandreu





Bibliografía


Editada por Isabella S. Casto